Carimba
La marca de África en nuestra independencia
Pablo Marrero
Buenos Aires, abril de 2006
176 pág. 21 x 14 cm
ISBN 987-21734-4-3
La marca de África en nuestra independencia
Pablo Marrero
Buenos Aires, abril de 2006
176 pág. 21 x 14 cm
ISBN 987-21734-4-3
A partir de los siglos XVI y XVII, el
capitalismo colonial, que se había apoderado de América saqueando sus recursos
y sacrificando a millones de sus habitantes originarios, se lanzó sobre África
transmutándola en un inmenso cazadero humano, impuso a sus pueblos y etnias, de
gran diversidad cultural, el cartabón racista y peyorativo de negros, y
convirtió al individuo negro, desprovisto de su condición histórica de persona,
en cosa, mercancía, carbón biológico destinado a las plantaciones, minas y
obrajes y al servicio doméstico de los dueños del poder en el Nuevo Mundo…
Bembé-Francisco es protagonista de esos
años de efervescencia. Como tantos otros negros que soñaban con la manumisión,
con tener, como seres libres e iguales a los demás, su casa, su amada, su
oficio, su porvenir, como nativo que siente en carne propia –y por sus
sufrimientos y experiencias como esclavo, los siente aún más vivamente– la
tiranía y la opresión, participa en la resistencia contra los invasores
ingleses, se incorpora a las tropas del general San Martín, trepa los Andes y
pelea en Chacabuco y Maipú; derrama su sangre por la libertad de América...
Pero la libertad no les llegará a los
que lucharon por ella.
Bienvenida la obra de Pablo Marrero,
por sus méritos literarios y su coraje ciudadano. En nuestro mentido “crisol de
razas”, en esta sociedad marcada por una historia inacabada de prácticas
violentas y racistas, y por una cultura que continúa considerando lo negro como
sinónimo de lo malo, lo bárbaro, lo inferior, y donde, todo lo más, las “buenas
conciencias” pueden llegar a indignarse por los “excesos” del racismo y la
intolerancia pero se niegan a combatir sus raíces sociales y políticas, éticas
y culturales, Pablo Marrero no sólo se siente solidario con el negro oprimido,
sino que se “mete” literalmente en su piel, siente como si ardiera en su propia
espalda el hierro al rojo vivo del esclavista, asume como propios y
enriquecedores sus valores menospreciados, y honra en los africanos y
afrodescendientes su abnegado aporte a la lucha colectiva de nuestros pueblos
por la libertad y la justicia, por la alegría y la belleza para todos.
Juan Rosales