Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850
Karl Marx
Estudio introductorio de Eduardo Grüner
Buenos Aires, abril de 2005
2º edición, febrero de 2007
3° edición, octubre de 2012
272 pág. 20 x 14 cm
ISBN 987-21734-1-9
Karl Marx
Estudio introductorio de Eduardo Grüner
Buenos Aires, abril de 2005
2º edición, febrero de 2007
3° edición, octubre de 2012
272 pág. 20 x 14 cm
ISBN 987-21734-1-9
El texto Las Luchas de Clases en
Francia es, qué duda cabe, un estudio histórico (o, si se quiere,
histórico-político). Como lo son esos otros textos que le están inevitablemente
asociados: cosas como El XVIII Brumario
de Luis Bonaparte o La Guerra Civil
en Francia, etcétera. En este caso, se trata de un texto que unifica una
serie de artículos publicados durante 1850 en la Neue Reinische Zeitung. En ellos, Marx emprende su análisis de la
revolución de 1848, con la que Francia inaugura el gran movimiento de las
revoluciones nacional-democráticas (pero en las cuales el joven proletariado
tiene ya un papel de primer orden) que estallan a todo lo largo de Europa. En
la propia Francia, como es sabido, el movimiento culmina, momentáneamente, con
la coronación imperial de Luis Bonaparte –el sobrino de Napoleón– mediante un
grotesco coup d’etat.
Por supuesto, Marx no se conforma con registrar este final abierto,
producto de la componenda de unas clases dominantes que –como lo dirá
célebremente en El XVIII Brumario–
son incapaces de elegir entre un fin terrorífico y un terror sin fin. El “terror”,
claro está, ese terror que sólo puede causar el fantasma sobrevolando Europa al
que el propio Marx había aludido poco antes, es el motivo central que asoma por detrás del tema de Las Luchas de Clases
en Francia.
Eduardo Grüner
Una clase en que se
concentran los intereses revolucionarios de la sociedad encuentra
inmediatamente en su propia situación, tan pronto como se levanta, el contenido
y el material para su actuación revolucionaria: abatir enemigos, tomar las
medidas que dictan las necesidades de la lucha. Las consecuencias de sus
propios hechos la empujan hacia adelante. No abre ninguna investigación teórica
sobre su propia misión. La clase obrera francesa no había llegado aún a esto;
era todavía incapaz de llevar a cabo su propia revolución (…)
Los obreros franceses no
podían dar un paso adelante, no podían tocar ni un pelo del orden burgués,
mientras la marcha de la revolución no sublevase contra este orden, contra la
dominación del capital, a la masa de la nación –campesinos y pequeños
burgueses– que se interponía entre el proletariado y la burguesía; mientras no
la obligase a unirse a los proletarios como a su vanguardia. Sólo al precio de
la tremenda derrota de junio podían los obreros comprar esta victoria.
Karl Marx