Álvaro García Linera
Prólogo de Atilio Boron
Buenos Aires, diciembre 2015
Coedición con Ediciones Desde La Gente y la Universidad Nacional de Quilmes
98 páginas. 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-1709-40-3
La batalla de las ideas nuevamente es decisiva en las universidades, en los periódicos, en los medios de comunicación, las asambleas, reuniones y encuentros donde no debe haber escenario donde no esté el revolucionario con su idea, con su pancarta, con su frase, con su periódico, con su discurso para dar esta batalla.
No hay revolución duradera, no hay revolución verdadera, que simplemente se asiente con la transformación gradual de los parámetros culturales, eso tiene que traducirse, tarde o temprano, inevitablemente, en una acción de fuerza, de derrota de tu adversario. Solamente derrotando a tu adversario, tu hegemonía cultural puede irradiarse y consolidarse.
La experiencia, entonces, ¿qué enseña?, que la hegemonía, en realidad es Gramsci y Lenin, y nuevamente Gramsci, es lucha cultural, lucha de símbolos, lucha de identidades, lucha de construcciones cognitivas, lucha de ideas fuerza desde la sociedad; condensación, enfrentamiento, derrota de tu adversario, tienes que derrotar a tu adversario, sino no has triunfado e inmediatamente que has derrotado a tu adversario, nuevamente lucha cultural para asentar esa victoria, para consolidar esa victoria, y nuevamente el adversario volverá a sobreponerse y buscará reagruparse y tendrás que derrotarlo cultural, política y, si es necesario, militarmente para volver a avanzar en la parte cultural.
Es un falso debate o Lenin o Gramsci, Gramsci sin Lenin es un proceso de ternura sin victoria; Lenin sin Gramsci es un hecho de fuerza sin irradiación, necesitas a Lenin y a Gramsci.
La defensa de los procesos en América Latina ha de requerir profundización de la revolución y la irradiación a otros lugares.
Es importante no olvidar que los procesos revolucionarios, nos son permanentemente ascendentes, son por oleadas, avanzan, se consolidan, se estancan, retroceden, caen, vuelven a levantarse en un proceso continuo de avances y retrocesos por oleadas.
En el fondo, la lucha del pueblo, solo la lucha, ha de definir el futuro curso histórico del continente y el mundo.
Álvaro García Linera